Enviado por Wanda Gruenwald el Sáb, 11/10/2014 - 19:55

Trabajó primero de campesino, pero el magisterio era su verdadera vocación. Pensaba que la escuela “es la misma vida a través de la expresión infantil; la escuela es la casa de los niños”. Antoni Benaiges fue un joven maestro de Mont-roig del Camp (Tarragona) destinado en 1934 a la escuela rural de Bañuelos de Bureba, una aldea burgalesa de apenas 30 habitantes. Antes había ejercido en Vilanova i la Geltrú. Alberto Bougleux, a cargo del guión, dirección y montaje, y Sergi Bernal, fotógrafo y autor de la idea, han recuperado en un documental de 52 minutos la obra de este profesor de la República y seguidor de la pedagogía innovadora de Freinet. El trabajo se ha presentado esta semana en la Librería Primado de Valencia.

 

Pronto Antoni Benaiges dejó su impronta en la escuela rural de Bañuelos. Compró una gramola para enseñar a bailar a los escolares y pensaba contratar un autobús para que los alumnos pudieran, en 1936, ver en Barcelona el mar durante las vacaciones. Pero, sobre todo, Antoni Benaiges introdujo la imprenta en el aula de Bañuelos de Bureba. En esto seguía las ideas del pedagogo francés Celestine Freinet, quien afirmaba: “La escuela no debe desinteresarse de la formación moral y cívica de los niños y niñas, pues esa formación no es sólo necesaria, sino imprescindible, ya que sin ella no puede haber una formación auténticamente humana”. Proponía un método “moderno”, basado en la libre expresión infantil, la cooperación y la investigación del entorno. Tal vez por ello se ganó la animadversión del cacique y el cura del pueblo. Benaiges estaba afiliado al PSOE.

 

Los cuadernos redactados e ilustrados por los alumnos, de hecho, gracias a la imprenta aprenden a escribir. Uno de los cuadernos se titula “El retratista”, y da título a un documental que camina parejo al libro “Desenterrando el silencio. Antoni Benaiges, el maestro que prometió el mar”, de Francesc Escribano, Sergi Bernal, Francisco Ferrándiz y Queralt Solé. Los cuadernos se expandieron por las escuelas que seguían el método Freinet en el estado español, pero también en Francia, México y Cuba. “Las pequeñas publicaciones sobreviven gracias a sus suscriptores, entre ellos se encuentran labradores del pueblo, otros maestros y hasta el presidente de la República, Niceto Alcalá Zamora”, explican Alberto Bougleux y Sergi Bernal. De hecho, “Benaiges se convierte en una referencia de la innovación pedagógica en el país”.

 

Antoni Benaiges no deja de ser un hijo de su época, de la II República, que se resume en la consigna “Más escuelas y mejores maestros. El mismo artículo 48 de la Constitución recoge el principio de que la enseñanza se inspirará “en ideales de solidaridad humana”. En aquel tiempo de esperanza se hablaba de “la República de los maestros”, no en vano se crearon 7.000 plazas de maestro que debían formarse mediante cursos intensivos. Además, entre 1932 y 1933 se crearon 6.570 escuelas. Se aumentaron los sueldos de los maestros, se reorganizó la enseñanza del magisterio y se constituyeron las Misiones Pedagógicas, con el fin de llevar la cultura al mundo rural.

 

Después de “El retratista”, los alumnos de la escuela de Bañuelos publicaron un nuevo cuaderno: “El mar: Visión de unos niños que no lo han visto nunca”. Editaban el diario escolar en clase. Una de las alumnas de Antoni Benaiges, Lucía Carranza fabulaba que el mar “será muy grande, muy ancho y muy hondo. La gente va allí a bañarse. Yo no he visto nunca el mar. El maestro nos dice que iremos a bañarnos”. Pero ese viaje imaginado por el docente en el verano de 1936 se verá frustrado por el inicio de la guerra. Explican Alberto Bougleux y Sergi Bernal que este maestro y activista de izquierdas “será pronto depurado de su cargo de maestro titular. Preso y torturado en Briviesca, terminará fusilado y enterrado clandestinamente en la fosa común de La Pedraja, en el mismo julio de 1936”.

 

Benaiges impartió clases en Bañuelos de Bureba entre 1934 y 1936, una aldea –como indica el audiovisual- “desnuda en una loma, sin luz, sin comunicación y casi sin pan”. El testimonio de un antiguo alumno recuerda que el maestro “sacaba a los niños de excursión” y que fue finalmente “depurado” por los falangistas y fusilado el 25 de julio de 1936 a los 33 años. “Le miraban mal, incluso a veces el pueblo tenía mala fama por el maestro”. En el proceso de “depuración” se tachaba su conducta de “antipatriótica” y “antisocial”. El alcalde de Bañuelos, Jesús Viadas, evoca cómo a Antoni Benaiges “le fusilaron en la guerra y después quemaron toda la documentación; por miedo a represalias la gente no contaba nada del maestro durante mucho tiempo”.

 

El documental se fragua con la visita del fotógrafo Sergi Bernal al pueblo burgalés, con el fin de captar las imágenes de la antigua escuela, los viejos alumnos y lo que resta de los antiguos cuadernos. En concreto, los autores sitúan el origen del proyecto en la exposición fotográfica de Sergi Bernal “Desenterrando el silencio: un maestro catalán en una fosa común de Burgos”, presentada en Barcelona (2011).

 

El audiovisual lleva además el marchamo de Alberto Bougleux, un documentalista con diez años de experiencia en la dirección y la edición. Realizó desde 2001 trabajos sobre la transición de la posguerra en Bosnia-Herzegovina, los derechos humanos en Argelia y Marruecos, y la memoria histórica en relación con la guerra civil española. En “El último día”, su último proyecto junto a “El Retratista”, Bougleux narra la labor de una maestra, seguidora de la pedagogía “moderna”, en una isla siciliana donde los alumnos se crían en un ambiente muy severo, y la violencia no es ajena a las aulas.

 

Otro paso previo al inicio de “El Retratista” fue el viaje de director y fotógrafo a los montes de la Pedraja (Burgos), y a Bañuelos de Bureba. Pudieron entonces grabar la exhumación de la fosa común con los restos de Antoni Benaiges y aprovecharon para realizar entrevistas con los viejos alumnos. También se desplazaron a la Escuela Experimental Freinet de San Andrés de Tuxtla, al sur del estado de Veracruz, donde se encuentra uno de los correlatos de la escuela de Bañuelos. El fruto del largo proceso es un documental –“El Retratista”- que en sólo cinco días consiguió los 5.000 euros necesarios, gracias al apoyo de 184 mecenas en la plataforma Verkami.

 

Uno de los momentos más emotivos tuvo lugar el 29 de agosto, según los autores: “Con ocasión de la fiesta mayor de Bañuelos de Bureba, proyectamos “El Retratista” en el pueblo; contamos con la presencia de un buen número de vecinos y visitantes de la provincia, más de 100 personas en un pueblo donde viven menos de 30”. Desde febrero se han realizado 17 pases del audiovisual, incluida la asociación de partisanos de Roma. Se exhibió también durante 12 semanas en los cines Girona de Barcelona. Otro guarismo rojo en el calendario es el 25 de octubre, día en que está prevista la proyección del documental en la Universidad Nacional Autónoma de México, dentro de las jornadas “La Pedagogía Freinet del exilio español a las aulas mexicanas”. O el 31 de octubre en Briviesca, el pueblo donde el maestro fue encarcelado y torturado.

 

Durante la presentación en la librería Primado de Valencia se ha informado de algunas circunstancias de interés, como que TV3 se negó a adquirir el documental alegando que ya se contaba en aquellos momentos con una cuota suficiente de “república y pedagogía”. El argumento pretende sostenerse en que por esas fechas se presentó el documental “Las Maestras de la República”, galardonado en los Goya. Al margen del desinterés oficial, la nieta de Felisa Viadas, una exalumna de Antoni Benaiges Nogués, afirma sobre su abuela: “no tiene estudios superiores, ni siquiera elementales, sólo los primarios realizados en aquella escuela, pero siempre ha mantenido y aplicado con sus hijos el interés que su maestro sembró”. Según los datos que figuraban en el sumario de la causa de Garzón contra el franquismo, recogidos por Público, “cuentan que Antonio fue a Burgos y al paso por Braviesca, lo apresaron y asesinaron. El denominador común de las informaciones fue que los falangistas lo mataron”.  

 

Enric Llopis en Rebelión