Enviado por Sylviane Amiet el Vie, 03/07/2020 - 06:32
                           Nuestra posición frente a la estrategia oficial escolar frente a la pandemia.
                   
                             Creemos que debemos plantearnos cuál es el papel de la FIMEM ante la perspectiva que han declarado  los Ministerios y Secretarías de Educación de los países que promueven que las y los docentes completen los programas oficiales educativos presionando a niñas y niños a un trabajo intenso y abrumador en casa, sin ninguna toma de conciencia de la gravedad de la pandemia y su significado para la población infantil. 
 
                   
               En muchas familias, los niños, niñas y adolescentes fueron empujados a salir de casa para cumplir las tareas en el internet clandestino que violando las normas de salud, abría sus puertas para el uso de las computadoras en espacios confinados y donde el contagio podía darse de forma exponencial; finalmente hay que agregar que la tensión en los hogares aumentó de manera creciente, con largas jornadas de trabajo encomendado por muchos docentes y directivos para los cuales la orden había sido terminar el programa, a cualquier costo, sin tomar en cuenta que la casa no era la escuela, ni padres, ni madres, docentes, ni considerar que el confinamiento genera un estrés específico que vincula temores, angustias con condiciones emocionales previas  que se multiplican. La circunstancia vivida por la población escolar, sus familias y el magisterio en esos 70 días de confinamiento debe ser motivo de un profundo análisis para orientar futuras decisiones y transformar la estructura esclerosada, heterónoma y autoritaria de las autoridades educativas para que sea capaz de escuchar las voces críticas del magisterio y la población.
 
                        Esta presión también se ha ejercido sobre las y los docentes con una vigilancia y control y la demanda de tener evidencias para mostrar el trabajo realizado como es el caso en México de la “carpeta de experiencias”. Todo ello sin tomar en cuenta la grave desigualdad que se vive en nuestro país y que hace que para gran parte de la población es una utopía contar con una computadora o un celular para mantenerse comunicado y atender las demandas de la Secretaría de Educación Pública. Esta posición ha llevado a sectores de la población a pensar que la estrategia de educación virtual puede desaparecer a la figura docente.
                   
               Pero también es necesario reconocer que hubo otra respuesta por una porción muy importante del magisterio. Para ellos y ellas, lo fundamental fue el contacto, enviar a sus alumnos y alumnas la señal de que la escuela no eran las tareas sino las personas; que la escuela no eran los libros y el edificio, sino la posibilidad de encontrarse y saberse vivos. A través de múltiples recursos: whatsApp’s, mensajes de voz, correos electrónicos, llamadas telefónicas o videoconferencias establecieron un contacto permanente que nutrió profundamente las relaciones y permitió a las y los escolares saberse presentes en la mente de sus docentes y compañeros. Estas acciones, cumplen una función educativa esencial porque uno de los principales objetivos de la escuela es propiciar procesos de socialización sana, creativa y constructiva. 
                   
                            Igualmente es necesario reflexionar sobre el oportunismo de todas las empresas informáticas que están buscando tomar espacios en el aula virtual para lograr, seguramente, jugosos negocios que se orientan a la privatización de la escuela pública. 
                              Se puede proponer en la reunión un tiempo medido para que cada movimiento explique cómo estsá la situación  en su país y en una segunda intervención que expongan sus propuestas. 
                             Creemos que se debe concluir con un manifiesto de la FIMEM acerca de los nuevos rumbos que requiere actualmente la educación.
               
               La escuela pospandemia  requiere realizar una deconstrucción y una construcción curricular que proporcione herramientas cognitivas, emocionales y éticas para que las nuevas generaciones comprendan que es urgente una transformación en la distribución de la riqueza, incentivando la lucha contra el consumismo y la reflexión sobre otras posibles realidades donde la dignidad de la vida humana sea un derecho ejercido por todos y todas y se practique la justicia social en cada rincón de las aulas para que se convierta en una estructura moral para detener la formación de emprendedores y  futuros empresarios contra el adiestramiento de una masa multitudinaria de obreros y empleados que pueden morir pero deben agradecer al patrón que por lo menos tienen trabajo. Estas nuevas generaciones necesitan oponerse a todas las formas de explotación del trabajo humano y a una lucha fraterna por la justicia social, donde reconozcan que el neoliberalismo atravesado por el dominio del capital financiero no ha podido dar respuestas sociales ni políticas ante la hecatombe a la que condujo a la sociedad global, la cual es hoy realmente evidente en la crisis humanitaria que vivimos en  el contexto de la pandemia.